domingo, 26 de octubre de 2014

¿Cuánto tiempo le dedicamos a ser felices?

Quizás al leer el título se piense que la entrada es dirigida a ese ejecutivo lleno de responsabilidades que casi no le alcanza el tiempo ni para jugar con sus hijos, como la clásica escena de películas y dramas, y es cierto, para él es este tema pero también para el que pasa la vida de discoteca en discoteca de bar en bar pasando por una pseudofelicidad, es también para la madre abnegada que cree que sacrificándose sin razón va a lograr su felicidad cuando al fin sus hijos salgan de casa graduados y sin problemas, para el estudiante brillante que solo se dedica a acaparar cada libro en búsqueda de la aprobación, para cada jovencita que mide su cintura y su peso en la bascula cada día alegrándose por una medida menos... Para todos ellos y para ti, la pregunta ¿Cuánto tiempo le dedicas a ser feliz?

Para contestar, hay que empezar por el concepto de felicidad.

La Real Academia de la Lengua Española define felicidad como "Estado de grata satisfacción espiritual y física."

Ahora, hay muchas definiciones pero podemos partir de esta que es sencilla y concreta, y llevemos la pregunta a lo que hacemos cada día, a lo que le dedicamos la mayor parte del tiempo ¿Nos da un estado de grata satisfacción espiritual y física?

Sentémonos a meditar, la respuesta esta dentro, en nuestra mente, pero solo si nos hacemos las preguntas correctas.

La mayor parte del tiempo la dedicamos, en  muchos casos, a hacer algo que por ley social "debemos" hacer, como trabajar, estudiar, producir, obtener dinero, contribuir a la sociedad o bien a nosotros mismos desde un punto material y con el objetivo de sobrevivir o sobrevivir mejor que otro.
Para que sea más sencillo utilizaremos un ejemplo y luego podéis aplicarlo a vuestras vidas y plantear las preguntas adecuadas.

Esta es Alejandra, desde niña muy cumplida con sus tareas y deberes, se dedicó a ser buena hija ya que eso le decían sus padres que debía ser, que una buena hija estudia, tiene buenas calificaciones, porta impecable su vestuario, arregla la cama, se levanta temprano, colabora con los quehaceres del hogar y un día se convertirá en una madre de familia... Los padres siempre con el afán de escribir el guión a seguir a los hijos... En fin, Alejandra seguía el guión al pie de la letra, ¿Qué podía ir mal? Todos la admiraban, las otras madres comparaban a sus hijos con ella, y ¿Cuántas de ellas no querían que fuera su nuera?... Alejandra bien vista por todos, creció y continuaba con el libreto... Se enamoró de un chico atractivo e inteligente pero poco estricto, no se apegaba a las reglas, quería viajar, estudiar fuera, conocer y él quería hacerlo con ella... Pero eso se salía del argumento de la bella y juiciosa Ale... Con temor y con 24 años le dijo a sus padres lo que le habían propuesto... Lo que por supuesto ayudó a que se le recordara a Alejandra su "Manual de buena hija" y eso no estaba incluido, debía casarse, seguir siendo un símbolo de admiración  y no abandonar a sus padres, tenía que ser una mujer estable e intachable," que nadie pueda hablar mal de ti...." Eso le decían porque así se debe... ¿Cómo vas a vivir así? ¿Qué van a decir de ti y de nosotros? ¿Y no piensas tener hijos? ¿Como vas a criar hijos si no eres estable?

Y así pudieron hacer que Alejandra "recapacitara" y dijera No, a lo que quería con todo el corazón.
Pronto pasó la historia, Alejandra volvió a sentir algo de amor y se casó con alguien "más estable" dio a luz a unos bellos gemelos, tuvo que abandonar su empleo como Gerente en una institución reconocida y también dejar de lado algunos otros proyectos y dedicarse "felizmente" a su labor de madre, a escribir un guión para sus hijos... Noches sin dormir, sueños frustrados, cuerpo sacrificado, deseos reprimidos que por supuesto no son comparables a la "enorme felicidad" que te dan los hijos "ellos te lo van a agradecer" (cual deuda)... Alejandra intentó tener esta idea en su mente, mientras lavaba pañales, limpiaba, preparaba emparedados, daba castigos, regañaba, mientras sanaba heridas en la piel de sus pequeños, mientras revisaba sus notas, pedía que no llegaran tarde a casa y mientras los veía partir... Y aunque nuevamente Alejandra era halagada ahora por ser "muy buena madre",  dentro de ella había algo que le hacia llorar de vez en cuando, que le dificultaba hasta disfrutar de las pasiones de pareja y que le dejaba un vacío en cada atardecer... ¿Qué pasó con su vida?...Ya había hecho todo para lo que la habían educado, ¿No debería estar sintiendo felicidad?....

No, porque la felicidad no está en una meta, ni en el comportamiento de otras personas, está en lo que hacemos cada día con pasión y entusiasmo, está en la risa con los amigos, está en un beso de amor, está en una tarde de meditación a solas, está en estudiar para esa meta que queremos alcanzar, está en cada paso del camino, y sobretodo está en nosotros mismos, dediquémonos tiempo, seamos responsables pero aseguremos cumplir con nosotros, de no dejar de lado nuestra felicidad, de hacer cada día lo que amamos, que nos brinde un estado de grata satisfacción espiritual y física, ¿Eso sientes al despertar?, ¿Al bailar en la disco? ¿Mientras haces el amor? ¿Mientras compartes con tus amigos o familia? ¿Mientras trabajas? ¿Mientras vives? A todas estas preguntas las respuestas pueden ser tanto SÍ como No, y ambas necesitan su porqué... para poder encontrar la respuesta a la más importante pregunta ¿Soy feliz o debo comenzar a serlo?

Infórmate, analiza, piensa y ahora ¡ELIGE VIVIR!

Algunos escritores y sus pensamientos al respecto:

"Ponemos más interés en hacer creer a los demás que somos felices que en tratar de serlo"
 Francois de La Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.


"El hombre feliz es el que vive objetivamente, el que es libre en sus afectos y tiene amplios intereses, el que se asegura la felicidad por medio de estos intereses y afectos que, a su vez, le convierten a él en objeto de interés y el afecto de otros muchos"
 Bertrand Russel (1872 - 1970)  Filósofo, Matemático y Escritor británico. 


“La felicidad 'es' el camino; así que atesora cada momento que tienes y atesóralo más cuando lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo y recuerda que el tiempo no espera por nadie... así que deja de esperar hasta que bajes cinco kilos, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno o hasta que te mueras, para decidir que no hay mejor momento que éste para ser feliz... la felicidad es un trayecto, no un destino."
Eduardo Galeano  Periodista y Escritor uruguayo. 

domingo, 21 de septiembre de 2014

¿Qué y quiénes nos limitan?



Es muy fácil escuchar textos de superación y autoestima decir  “es que uno mismo se limita, uno se pone las barreras, hay que liberarse” y en cierto aspecto esto es correcto, sin embargo ¿Cómo lo hago? ¿Qué barreras me pongo? ¿Cómo me libero?
Pues la mejor manera de empezar es por conocer dónde están esas barreras, cuáles son y porqué están ahí, tomando en cuenta que para todos no es igual porque venimos de lugares distintos.
Empecemos desde el principio, desde ese momento en que no existían barreras mentales, y es cuando nacemos, en ese instante que comenzamos a experimentar la vida en su sentido más instintivo; no sabemos lo que es bueno ni lo que es malo, empezamos buscando satisfacer necesidades básicas de alimentación y supervivencia, pero aun no somos conscientes de nuestra existencia, sin embargo ya vemos a papá y mamá lidiando con sus emociones y sus propias barreras y diciéndonos qué hacer y qué no hacer, a todos nos enseñan cosas distintas pero están dentro de los mismos marcos: cultura, religión, aspectos sociales “lo que se ve mal, lo que se ve bien”, tendremos que ser “buenos hijos” sin estar seguros del concepto solo para que la sociedad vea que tenemos “buenos padres”, experimentaremos el amor y cómo, según los aspectos sociales, culturales y religiosos, es que se debe expresar ese sentimiento.
Entonces ahí comienzan nuestras barreras porque estamos limitados por lo que nos enseñaron nuestros progenitores, la sociedad, las costumbres y no vemos que hay más allá, nos sometemos a desarrollarnos solo dentro de ese marco sin experimentar nuestra propia existencia nuestro propio porqué o nuestro propio análisis, razonamos en base a lo que ya esta y de ahí partimos, partimos de un llamado Marco de Referencia.  

Todos tenemos un marco de referencia, pero ¿Qué es un marco? Pues algo que limita, que coloca márgenes, que busca encuadrar, encajonar. Así todos somos formados bajo un marco de referencia que son: la educación de nuestros padres, la sociedad, la cultura, la religión, la moda, la televisión y todo lo que nos forma.

A medida que crecemos ampliamos el marco porque conocemos más personas con diferencias sin embargo no siempre hacemos que ese marco crezca sino que hacemos que nos limite y nos convierta en personas que no aceptamos nada que no esté dentro de él.

Veamos, si nací católico, todos a mi alrededor lo son y todos dicen que los testigos de Jehová dan pereza y hay que esconderse, que los protestantes son un mundo aparte, que los judíos son malos y que los que no creen en un Dios o creen en otros dioses se irán al infierno pues así mismo juzgaremos a todos, como el marco hecho por otros nos enseñó; entonces cuando juzgamos o decimos estos términos ¿Estamos viviendo? ¿Es realmente nuestra opinión? ¿Estamos pensando por nosotros mismos? ¡No! Estamos repitiendo la opinión del marco de referencia que tenemos el cual no está basado en más que en la opinión de otros que muy probablemente estén basando su opinión en otras personas, sin embargo ¿Qué pasa cuando nos informamos? Hacemos crecer el marco, descubrimos cómo nacieron los Testigos de Jehová y porqué buscan hablarnos, vemos qué hace a los protestantes diferentes, porqué hay tantos que no creen en ningún dios, porque otros tienen una cultura politeísta y sobretodo podremos criticar nuestra propia religión y en ese momento entonces estaremos pensando, analizando, creando nuestra propia opinión y sólo en ese momento estamos ELIGIENDO VIVIR porque primero a la conclusión que lleguemos es nuestra conclusión, basada en nuestra investigación, en nuestro análisis y por propia elección.
 
“Fuimos educados para creer y luego razonar sobre lo que creemos y es al revés primero debemos razonar para después decidir si creer en lo que razonamos” – José Luis Sampedro

Todos tenemos la capacidad y cuando decidimos investigar, en este caso sobre los límites, a indagar en nuestro pasado, desde nuestra infancia, donde están los primeros eventos que nos causaron miedo, inseguridad, ¿no son estos los mismos temores de mi madre o de mi padre?, lo que quiero hacer, o lograr ¿Lo quiero hacer para mí o para buscar aprobación de alguien más?

Veamos un ejemplo:

Este es Damián, un niño de 9 años que le gustan los videojuegos y jugar al voleibol, pero su madre le repite constantemente que los videojuegos son una pérdida de tiempo que es mejor que estudie y su padre que el voleibol es un juego de niñas que debe jugar algo de machos; nadie le ha preguntado a Damián qué le gusta de los videojuegos ni por qué no le gustan otros deportes sino que es juzgado, tachado y limitado. Se le enseña no solo que no será aprobado si hace lo que quiere sino que se le educa para ocultar sus deseos, pensamientos y sentimientos, además de dejarle inmensas dudas como: ¿Por qué me gusta un juego de niñas? ¿Será que soy gay? ¿Tendré alguna tendencia homosexual? ¿Y si juego mucho video no sirvo para nada? ¿Por qué me interesan cosas que no sirven, entonces soy un tonto por eso?...

Años después, Damián entra a una terapia porque siente que no puede ser feliz, que es exitoso en una carrera de ingeniería, que tiene una bella esposa e hijos, pero que no puede sentirse feliz consigo mismo, no sabe qué es lo que tiene, simplemente es inseguro como jefe, no puede decirle a su esposa que no le gusta ir con ella al club, y en las noche que no siente deseos de estar con su esposa suele hacerse preguntas acerca de su hombría que termina solucionando con alguna película erótica a escondidas de su esposa. 

¿Damián está loco?, ¿No va a poder salir de esa emoción? ¿Qué debe hacer Damián?

Damián no está loco, solo no se siente bien consigo mismo como millones de personas en todo el mundo, por supuesto que puede salir adelante y encontrase a sí mismo y lo que debe hacer es investigar, investigar en su pasado en donde nacieron sus primeras dudas y creencias, darse cuenta qué era lo que necesitaba, lo que debió recibir, el porqué no lo recibió y liberarse de la necesidad de ser aprobado y del miedo de ser rechazado, porque tiene su propia valía basada en su propio razonamiento, informándose con su propio historial, pensando en él, analizándolo y ahora Eligiendo vivir.

Todos podemos auto rescatarnos, buscar dónde están los límites de nuestro marco de referencia, quienes pusieron esos límites, de dónde lo aprendimos, esto es investigar, informarse, luego en base a esto, pensar y analizar y apoyándonos en nuestras conclusiones decir Ahora Elijo Vivir. 


Algunos autores que hablan a cerca de razonar sobre nuestro propio conocimiento y no sobre otros y coinciden en que podemos ser nuestros propios maestros y discípulos: José Luis Sampedro, Eduardo Galeano, Jiddu Krishnamurti

domingo, 14 de septiembre de 2014

Infórmate, analiza, piensa y ahora  ELIGE VIVIR

Bienvenidos todos al blog Ahora Elige Vivir. 

Este espacio será dedicado informar sobre temas varios de enfoque social, emocional, espiritual y psicológico, buscando causar un despertar en quienes lo leen y la necesidad de buscar respuestas donde realmente esta, dentro de nosotros, si solo nos quedamos con lo que conocemos solo pensaremos dentro de ese cuadro pero si nos informamos más, analizaremos más, pensaremos más y dejaremos de vivir lo que otros dicen para ELEGIR VIVIR bajo nuestros propios principios bien fundamentados en conocimientos y en nuestro propio análisis. 

Este blog no busca hacerte pensar como sus autores, busca simplemente hacerte pensar. 

"Pienso, por lo tanto existo"  
                                                                                - René Descartes